sábado, 13 de julio de 2013

Sierra de Cazorla (Jaén), julio 2013

Sierra de Cazorla, Burunchel (Jaen) julio 2013

Ruta en solitario, y aprovechando el periplo vacacional, por la zona sur de este Parque Natural (Parque Natural de la Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas) y Reserva de la Biosfera, el mayor espacio protegido de España. Un auténtico paraíso (paisajista, biológico y cultural) para los amantes de la bicicleta de montaña y el senderismo, entre otros, pero en general para todos los "adoradores de la diosa naturaleza". 
Zona de relieve escarpado, con profundos valles y extensa red hidrográfica, destacando el nacimiento del Guadalquivir (pero con numerosos arroyos); abundan también los frondosos y exuberantes bosques, sobresaliendo los pinares. Bien podría haber llamado a esta ruta, como indica la información turística, la ruta "Donde nace el Guadalquivir".

De paso hacia Almería, para disfrutar de unos días de vacaciones familiares, hicimos un alto durante el fin de semana en la provincia de Jaén, en una casa rural en la localidad de Burunchel; y poder añadir otra muesca. Además, contaba con el aliciente de ser la primera salida con la nueva Phinx.

 
 
 
Salí temprano, dejando a la familia aprovechando las últimas horas de sueño, y con abundante aprovisionamiento líquido pues las previsiones eran de altas temperaturas, y más en julio en el sur de España; si bien me sorprendió gratamente la ruta pues en su mayoría transitó por zonas de sombra, con lo cual calor hubo pero no fue tanto como me temía.
En la salida tomé, con la sinfonía "perruna" como banda sonora, el camino que va a la Ermita de San Julián, para tomar posteriormente el que la une con la Ermita de los Desamparados y llegar a La Iruela, donde me topé con los madrugadores, de camino tuve tiempo de admirar la panorámica de la localidad especialmente la ubicación de su Castillo (Templario), parece inexpugnable.


 


 

 
 
 
Después de atravesar La Iruela (algunas calles estaban bien empinadas) tome una pista, asfaltada en sus primeros kilómetros, que bordea la Peña de Los Halcones y conduce hacia Riogazas y el Chorro, para adentrarme en el Parque Natural. Los perros en este dieron paso a las cigarras, varias de ellas habían perdido su batallas contra los coches y "descansaban" en el asfalto. A la altura de La Hoz, dejé la pista asfaltada para tomar un camino que también ascendía hasta Riogazas. Desde ahí pedaleé por una pista forestal hasta El Chorro.


Durante toda la ascensión, y especialmente aquí, varias veces me detuve admirar las impresionantes vistas de Cazorla (pueblo) y sus dos castillos; así como la campiña con sus olivares. Continué la ascensión, bordeando el Poyo de Santo Domingo y topándome con el primer rebaño, cabras y ovejas, de los varios que me encontré, hasta el Collado Zamora, bien definido turísticamente como balcón natural, en este caso las vistas eran de la campiña sur. El final de este primer tramo llegó, prácticamente todo en ascensión, con tramos de fuertes rampas aunque también con algunos descansos, el Puerto Lorente (km 25 de ruta más o menos).

 
 


 

 





 
 






A partir de ahí, cambio de vertiente, unos cuatro kilómetros en descenso hasta el punto señalado como Nacimiento del Gudalquivir, en este punto nada envidian nuestro ríos orniacos.
 
 
 
 
 
Después de un pequeño avituallamiento y la correspondiente foto seguí por la Cañada de las Fuentes (su zona recreativa a esas horas estaba vacía), tocó otra vez subida, continua pero sin pendientes muy fuertes, de unos 3 km. Decidí tomar un camino a la izquierda, antes de llegar al Pino de las Cruces, camino con tramos limpios, tramos "sucios" y tramos con roderas y alguna cárcava para bajas a la Pradera de Navahondona; atravesé varias zonas frescas y húmedas. Continué el descenso, con algún pequeño repecho, hasta el Puente de las Herrerías, donde "ya no me sentía tan solitario". En este enclave turístico por supuesto que había que inmortalizar el paso.
  
 
 
 

 
 
 



 
 
 






Nuevamente tocó ascensión, y en este momento me acordé de las previsiones, la exposición soleada de la pista y lo avanzado de la mañana me ayudaron a recordar. Estas condiciones junto con la monotonía de la pista me condicionaron a tomar la decisión de abandonarla al bordear el Castellón de los Ciervos. Primero por un camino paralelo al Arroyo de los Ciervos para abandonarlo a los pocos metros y continuar por otro que ascendía paralelo (más o menos) al Barranco del Sacejo. La pendiente (los tramos con mayores desnivel del día), la vegetación y las piedras sueltas me hicieron poner pie a tierra en algún pequeño tramo; incluso pensé en el posible error de la decisión de abandonar la pista. Después de atravesar el Monte de Lagunilla, ya pedaleaba todo lo normalmente que la pendiente me dejaba, llegué a la zona de Peñón del Rey. Sólo quedaba un poco más de subida, muchísimo más suave, hasta el Puerto del Tejo.
 
 



Después de coronar el Puerto del Tejo llegó la recompensa, bajada por el Camino de Virgen de la Cabeza, el tramo más atractivo de la ruta, senda técnica con tramos pedregosos y otros próximos a los cortados pero totalmente ciclable. Bordea el Cerro de la Laguna por el oeste y atraviesa Prado Redondo, donde rompí la tranquilidad de numerosos perros, por suerte no estaban sueltos.






 
 


 
 
 




Continué el descenso bajando en zigzag por La Mocha y bordeando el Cerro Escribano por el norte. A excepción del un par de kilómetros, más o menos, desde Las Lonchillas hasta bordear Peñas Negras de Rechita, el final de la ruta fue en descenso, siendo el último tramo muy pronunciado.





 
 


 Continué el descenso bajando en zigzag por La Mocha y bordeando el Cerro Escribano por el norte. A excepción del un par de kilómetros, más o menos, desde Las Lonchillas hasta bordear Peñas Negras de Rechita, el final de la ruta fue en descenso, siendo el último tramo muy pronunciado.



La llegada a la altura de la ruta, cerveza fresca, baño en la piscina de la casa rural y comida con la mejor compañía, la familia.


 







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