jueves, 18 de julio de 2013

Cabo de Gata (Almería), julio 2013

P. N. Cabo de Gata - Níjar, El Pozo de los Frailes (Almería)

Parque Natural marítimo-terrestre de origen volcánico, ubicado en el extremo sureste de la Península Ibérica. Su paisaje esta conformado por varias sierras que discurren paralelas a la costa, finalizando la mayoría en el litoral en abruptos acantilados interrumpidos por pequeñas calas y/o ensenadas, sobre todo en las desembocaduras de los barrancos. Es una zona árida con poca densidad poblacional (abundan los cortijos abandonados) y con escasa vegetación, adaptada a la escasez de agua. Posee alto valor geológico, ecológico, histórico, antropológico y paisajista; destacando los acantilados y los fondos marinos.

Como otros años decidimos pasar las vacaciones estivales en Roquetas de Mar, este año decidí traer la KTM para poder disfrutar de paisajes tan lejanos a nuestra tierra de origen. Después de haber pedaleado unos días antes por la Sierra de Cazorla, hoy tenía intención de disfrutar-conocer la Sierra del Cabo de Gata.

Salí temprano del hotel, todavía no había luz natural, muy alejado del ambiente bullicioso que tendría unas horas más tarde, para dirijirme a San Jose, centro turístico del Cabo de Gata y localidad más poblada del mismo. Antes de llegar alteré ligeramente los planes, pues al pasar por El Pozo de los Frailes, encontré un buen lugar para dejar el coche y decidí comenzar la ruta desde dicha localidad.

Lo primero era desayunar, a la hora de salir el restaurante del hotel estaba aún cerrado, luego preparar el equipo y a comenzar a disfrutar. Durante la planificación había decidido comenzar a pedalear al lado del mar, por la franja costera, y luego, al regreso, penetrar en el interior del Parque Natural.
 
 

Desde El Pozo de los Frailes salí en dirección sur, por la Rambla de los Frailes (con abundante vegetación, dificultaba en algunos tramos el avance, y arena como "base de rodadura") hasta enlazar con el camino que conduce a Casas de Doña Ángeles (los primeros rebaños ya estaban disfrutando del campo) y continuar hasta San José (a estas horas la tranquilidad imperaba en sus calles), aunque antes de entrar a la localidad decidí volver a bajar a la Rambla de los Frailes para pasar por debajo de la carretera. Atravesé el pueblo y sali por la calle del camping en dirección al Cerro de Cala Higuera, bordeándolo por el sur y topándome con unos senderistas que amablemente respondieron a mi petición de hacerme una foto.
 

Continué con uno 20 m de "empuja bike" debido al desnivel y a la piedra suelta de un repecho y a comenzar a pedalear al lado del mar, por el camino-senda que bordea los acantilados.
 

 
Esta senda posee algunos tramos un poco complicados. Se podían ya divisar los impresionantes cortados y los acantilados, así como algunas calas, cuya accesibilidad se antojaba complicada, como la Cala del Tomate. Al continuar avanzando me topé con la primera casa-edificio abandonado, la Casa del Tomate donde se perdía por unos segundos la visión del mar.
 
 
Continúe pedaleando dejando a mi izquierda el Cerro de los Frailes, donde se encuentra la mayor altitud del Parque Natural (El Fraile, 492 m) para llegar hasta El Embarcadero, unos submarinistas penetraban en el mar por la Playa de Piedra Galera mientras que yo paré para disfrutar de los cortados situados al norte de la Punta del Esparto.
 
 
Continué por el camino hasta llegar al Castillo de San Felipe (antigua defensa costera), antesala de la pequeña población "pesquera" de Los Escullos, donde tome durante unos 500 m una carretera (paralela a la Playa del Arco) que me permitió enlazar con una senda hacia la Isleta, otro pueblo "pesquero". 
 
 
Subí al mirador para contemplar la Isleta del Moro, sobre la que hay varias leyendas, no sin antes tener un "pequeño enfrentamiento" con un perro.
 
 
 
 
Salí de La Isleta en dirección norte, el camino marcado era por carretera durante unos 3 kilómetros pero decidí saltarme la previsión y salir a la altura del Barranco del Negro, pero, después de transitar durante un kilómetro más o menos por unas sendas a tramos muy perdidas, tuve que volver a la carretera esos dos kilómetros restantes.
 
 
Durante ellos superé el mirador de la Amatista y el primer tramo de bajada  antes tomar nuevamente un camino (entre cortijos) en la zona de la Higuerica.
 
 
Desde allí, al fondo del valle, se divisaba Rodalquilar, rodeado por los montes y lomas que "soportaban" antiguamente de la actividad minera (sobre las lomas se podían divisar restos dejados). En este momento estaba alejado de la costa, el Cerro de los Lobos y los Cerros anexos eran los culpables.
 
 
 
 
 
 
 
 
A través de una senda, la cual pasaba al lado de la Torre de los Alumbres (Castillo de la Ermita), me dirigí al Playazo (era temprano pero ya había varios bañistas en ella), playa de arena fina, donde la Phinx tuvo el primer contacto con la arena, era complicado pedalear por ella (como se clavaban las ruedas), por ello volví al camino-senda. Pasé por delante del Castillo de San Ramón (restaurado) y continué por la senda de la Molata, estrecha senda que une el Playazo con la Cala del Cuervo. La última parte de esta senda, una vez superado La Joya, se transformó en una bajada muy complicada (bici encima del ciclista), pendiente y piedra suelta. Desde arriba las vistas de Las Negras y de la Cala del Cuervo eran inmejorables.
 







 
 
 


 
 
 
 
 
 
Ya abajo, proseguí por la Rambla del Cuervo en dirección a Las Hortichuelas, la arena del camino dificultaba el avance, y el calor ya empezaba a apretar (comenzaba a penetrar en el interior), por suerte me había aprovisionado bien de líquido. En Las Hortichuelas realicé el avituallamiento, antes de comenzar a ascender al Cerro Gallinaza por un camino asfaltado con tramos muy deteriorados. Allí alcancé la máxima altitud del día, pero no llego a los ¡300 m!. Dejando atrás el camino asfaltado, tomé un camino hacia el Cortijo de Montano, en dirección oeste. Como era bajando el calor no se notaba tanto.
 
 
 
 
Unos metros antes de llegar a él, el giro esta vez fue en dirección suroeste, hacia El Fraile. Llegando a una parada obligatoria, el Cortijo del Fraile. Este cortijo está en un estado penoso, el estado de ruina y abandono del edificio es muy grande. Menos mal que su recuerdo ha quedado inmortalizado en la literatura a través de F. García Lorca (Bodas de Sangre).
 
 
 
 
Continué por la pista sur hasta que tomé la Cañada del Madroñal (oeste), pasando por delante del Aljibe de los Coyatos. En este paisaje semidesértico, que atravesé por pistas, abundaban los aljibes. Enlacé dicha cañada, a través de unos metros por la pista de Albaricoques, con una senda-camino que subía por la Senda de la Faltriquera entre el Cerro Redondo y el Cerro del Lavador. Después de intuir el camino durante unos metros, pedaleando incluso campo a través llegué a las Casa de Presillas Altas, abandonadas y utilizadas, como refugio de ganado, aunque en esos momentos estaban solitarias. Un camino, me llevó al Collado de las Presillas Altas, aquí las casas si estaban ocupadas en ese instante por ganado y unos perros "cantando" me acompañaron durante varios metros, por suerte no pasaron de ahí. El descenso como el firme era bueno fue rápido hasta llegar a la Rambla (Majada Redonda), donde el fondo de arena frenaba mi avance, aproveché para hacer fotos con la vegetación típica, adelfas, cañas, crasuláceas, etc.
 
 
 
 
Al llegar a Presillas Bajas un pequeño tramo de carretera, unos dos kilómetros, hasta la entrada al camping de Los Escullos me permitió coger la senda que va por el Barranco de la Capitana, este era el momento de mayor calor durante la ruta, y después de superar el último repecho en la Cortijada de los Cortijos Grandes bajar a El Pozo de los Frailes para finalizar la ruta, en trono a las 12:00.
Cargué el equipo y regreso a Roquetas de Mar, a continuar con las vacaciones, piscina, almuerzo y siesta. Por desgracia, la noche no fue tan feliz después del accidente del pequeño del clan, accidente que le supondría dos meses de escayola y varios más de protecciones ortopédicas, y a esperar que el resultado sea bueno.
 
 








sábado, 13 de julio de 2013

Sierra de Cazorla (Jaén), julio 2013

Sierra de Cazorla, Burunchel (Jaen) julio 2013

Ruta en solitario, y aprovechando el periplo vacacional, por la zona sur de este Parque Natural (Parque Natural de la Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas) y Reserva de la Biosfera, el mayor espacio protegido de España. Un auténtico paraíso (paisajista, biológico y cultural) para los amantes de la bicicleta de montaña y el senderismo, entre otros, pero en general para todos los "adoradores de la diosa naturaleza". 
Zona de relieve escarpado, con profundos valles y extensa red hidrográfica, destacando el nacimiento del Guadalquivir (pero con numerosos arroyos); abundan también los frondosos y exuberantes bosques, sobresaliendo los pinares. Bien podría haber llamado a esta ruta, como indica la información turística, la ruta "Donde nace el Guadalquivir".

De paso hacia Almería, para disfrutar de unos días de vacaciones familiares, hicimos un alto durante el fin de semana en la provincia de Jaén, en una casa rural en la localidad de Burunchel; y poder añadir otra muesca. Además, contaba con el aliciente de ser la primera salida con la nueva Phinx.

 
 
 
Salí temprano, dejando a la familia aprovechando las últimas horas de sueño, y con abundante aprovisionamiento líquido pues las previsiones eran de altas temperaturas, y más en julio en el sur de España; si bien me sorprendió gratamente la ruta pues en su mayoría transitó por zonas de sombra, con lo cual calor hubo pero no fue tanto como me temía.
En la salida tomé, con la sinfonía "perruna" como banda sonora, el camino que va a la Ermita de San Julián, para tomar posteriormente el que la une con la Ermita de los Desamparados y llegar a La Iruela, donde me topé con los madrugadores, de camino tuve tiempo de admirar la panorámica de la localidad especialmente la ubicación de su Castillo (Templario), parece inexpugnable.


 


 

 
 
 
Después de atravesar La Iruela (algunas calles estaban bien empinadas) tome una pista, asfaltada en sus primeros kilómetros, que bordea la Peña de Los Halcones y conduce hacia Riogazas y el Chorro, para adentrarme en el Parque Natural. Los perros en este dieron paso a las cigarras, varias de ellas habían perdido su batallas contra los coches y "descansaban" en el asfalto. A la altura de La Hoz, dejé la pista asfaltada para tomar un camino que también ascendía hasta Riogazas. Desde ahí pedaleé por una pista forestal hasta El Chorro.


Durante toda la ascensión, y especialmente aquí, varias veces me detuve admirar las impresionantes vistas de Cazorla (pueblo) y sus dos castillos; así como la campiña con sus olivares. Continué la ascensión, bordeando el Poyo de Santo Domingo y topándome con el primer rebaño, cabras y ovejas, de los varios que me encontré, hasta el Collado Zamora, bien definido turísticamente como balcón natural, en este caso las vistas eran de la campiña sur. El final de este primer tramo llegó, prácticamente todo en ascensión, con tramos de fuertes rampas aunque también con algunos descansos, el Puerto Lorente (km 25 de ruta más o menos).

 
 


 

 





 
 






A partir de ahí, cambio de vertiente, unos cuatro kilómetros en descenso hasta el punto señalado como Nacimiento del Gudalquivir, en este punto nada envidian nuestro ríos orniacos.
 
 
 
 
 
Después de un pequeño avituallamiento y la correspondiente foto seguí por la Cañada de las Fuentes (su zona recreativa a esas horas estaba vacía), tocó otra vez subida, continua pero sin pendientes muy fuertes, de unos 3 km. Decidí tomar un camino a la izquierda, antes de llegar al Pino de las Cruces, camino con tramos limpios, tramos "sucios" y tramos con roderas y alguna cárcava para bajas a la Pradera de Navahondona; atravesé varias zonas frescas y húmedas. Continué el descenso, con algún pequeño repecho, hasta el Puente de las Herrerías, donde "ya no me sentía tan solitario". En este enclave turístico por supuesto que había que inmortalizar el paso.
  
 
 
 

 
 
 



 
 
 






Nuevamente tocó ascensión, y en este momento me acordé de las previsiones, la exposición soleada de la pista y lo avanzado de la mañana me ayudaron a recordar. Estas condiciones junto con la monotonía de la pista me condicionaron a tomar la decisión de abandonarla al bordear el Castellón de los Ciervos. Primero por un camino paralelo al Arroyo de los Ciervos para abandonarlo a los pocos metros y continuar por otro que ascendía paralelo (más o menos) al Barranco del Sacejo. La pendiente (los tramos con mayores desnivel del día), la vegetación y las piedras sueltas me hicieron poner pie a tierra en algún pequeño tramo; incluso pensé en el posible error de la decisión de abandonar la pista. Después de atravesar el Monte de Lagunilla, ya pedaleaba todo lo normalmente que la pendiente me dejaba, llegué a la zona de Peñón del Rey. Sólo quedaba un poco más de subida, muchísimo más suave, hasta el Puerto del Tejo.
 
 



Después de coronar el Puerto del Tejo llegó la recompensa, bajada por el Camino de Virgen de la Cabeza, el tramo más atractivo de la ruta, senda técnica con tramos pedregosos y otros próximos a los cortados pero totalmente ciclable. Bordea el Cerro de la Laguna por el oeste y atraviesa Prado Redondo, donde rompí la tranquilidad de numerosos perros, por suerte no estaban sueltos.






 
 


 
 
 




Continué el descenso bajando en zigzag por La Mocha y bordeando el Cerro Escribano por el norte. A excepción del un par de kilómetros, más o menos, desde Las Lonchillas hasta bordear Peñas Negras de Rechita, el final de la ruta fue en descenso, siendo el último tramo muy pronunciado.





 
 


 Continué el descenso bajando en zigzag por La Mocha y bordeando el Cerro Escribano por el norte. A excepción del un par de kilómetros, más o menos, desde Las Lonchillas hasta bordear Peñas Negras de Rechita, el final de la ruta fue en descenso, siendo el último tramo muy pronunciado.



La llegada a la altura de la ruta, cerveza fresca, baño en la piscina de la casa rural y comida con la mejor compañía, la familia.