domingo, 29 de junio de 2014

Bardenas Reales (Navarra), junio 2014

Bardenas Reales, Arguedas (Navarra), junio 2014

Es un extenso territorio semidesértico que se extiende al sureste de Navarra, donde la erosión (agua y viento) ha modelado un paisaje formado por llanuras elevadas, cabezos (cerros solitarios) y barrancos. No tienen núcleos urbanos en su interior, posee una vegetación muy escasa y las corrientes de agua que surcan su interior tienen un caudal muy irregular, permanecen secos la mayor parte del año (las precipitaciones son pocas, irregulares y de forma torrencial - son muy erosivas). Hay cultivos de cereal pero su principal aprovechamiento es el pastoril. Antigua posesión real, hoy en día son propiedad de la Comunidad Foral de Navarra.  Se suele dividir en tres zonas, de norte a sur: el Plano, la Bardena Blanca y  la Bardena Negra.




La ruta recorre las zonas del Plano y de la Bardena Blanca. El recorrido se realizó tomando parte de la 17 Extreme Bardenas. Ganas tenía de recorrer esta zona semidesértica; pero la ausencia de poblaciones, el entorno y los rigores climáticos, me ayudaron a decantarme por formar parte de dicha ruta organizada.


Para completar el fin de semana me desplacé el viernes, junto con la familia, hasta Arguedas, con objeto de utilizar el sábado para pasar un día de "aventura" todos juntos en Sendaviva. 





¡Una combinación ideal! Eso si al final del día,por suerte ya a la hora de regreso, unas nubes traiciones por poco nos remojan antes de tiempo. ¡Suerte de trenecillo!


Ya el domingo por la mañana, tocó madrugar no mucho, para recoger la documentación. En silencio para no despertar al resto de expedicionarios. De regreso, "equipo y aperos", unas fotos y hacia el pabellón donde se efectuaría la salida.


Salimos sobre las 8:30. Lo normal es que a estas alturas haga calor, pero no fue así la lluvia (tormenta) del día anterior facilitó el disfrutar de un día fabuloso (climatológicamente hablando) para recorrer el territorio bardenero, de no haber sido por el viento que sopló en muchas partes del recorrido (y casi siempre en contra).




De Arguedas a Valtierra, por carretera, no habíamos hecho más que empezar y ya estaban metiendo ritmo fuerte. Eso si, libertad para realizar el recorrido cada uno a su antojo (y/o posibilidades).

Después de un breve recorrido por el núcleo urbano salinos en dirección norte para afrontar la primera subida. Subimos por Los Valles, entre monte bajo, donde se produjeron los primeros atascos. 



Una vez arriba se estiraría el grupo y ya marcharía cada uno a su ritmo. Salimos de ese entorno, salpicado también con pinos para llegar a la zona alta donde los secanos cerealistas ocupaban el terreno.



Seguimos en dirección norte, todavía el viento no nos lastraba, por el camino de los Pilares, pedaleando por el entorno de la Corraliza de Bornás, hasta llegar casi a la altura de la Balsa del Común donde giramos a la derecha para bajar rápidamente por el camino de las Tres Mugas durante unos 2 kilómetros antes de abandonarlo en dirección NNE. Este giró nos iba a llevar, a través de un repecho a penetrar en la zona protegida.

La primera zona que recorrimos fue el Plano, pequeña meseta cerealista. Seguimos avanzando por una depresión plana, de tierras blancas y aspecto desértico (coscojo, romero, ..., y poco más). El giro a la izquierda poco antes del Vedado de Eguaras en dirección al Corral de Gonzalo nos permitió 'disfrutar' de un 'adorable' viento en contra; la anchura de la pista y la ausencia total de vegetación contribuían a elevar el nivel de 'gozo'. ¡Cómo nos intentábamos poner a rueda unos de otros! Iba a ser tónica general durante casi todo el recorrido.



A la altura de Corral de Gonzalo, por suerte el giro de 90 grados en el recorrido, giro que nos permitió bordear el Cabezo de la Junta, palió un poco a sus efectos. Eso si tocaba subir nuevamente a la meseta y pedalear por ella, a través del camino del Ferial, unos 4 km. Al cruzarse con el camino del Pinar, seguimos por éste abandonado aquél, giramos en dirección al Embalse del Ferial. En el dique de coronación nos esperaba un 'refrigerio'. 





Atravesamos el dique de coronación de la presa para dar la vuelta al embalse en sentido d elas agujas del relo, la primera parte por una pista paralela al canal. ¡Precaución! ¡Canal a la derecha! Varios colaboradores vigilaban la marcha por ese tramo, que estaba en el límite (pero por fuera) del recinto protegido. Eso si en esa zona la vegetación abundaba, pinos principalmente.



Poco menos de dos kilómetros por el entorno del canal y giro a la derecha para, bordeando aún el embalse, penetrar de nuevo en el Plano. Este camino, después de superar el Corral de Soria y de atravesar el Val de la Fuente del Ferial (principal aporte del embalse) nos llevó a la Vereda de Lentiscar. Parecía un tramo tranquilo, el viento ahora no nos acechaba, prácticamente llaneando (con algún repecho), y el polvo no era excesivo. 

Atrás dejamos el Corral Pocayerba (derecha), el Corral de José Domínguez) y la Balsa de Lentiscar, antes de que la monotonía del pedaleo se rompiera al llegar al borde del Plano. ¡Una pronunciada bajada! La Bajada de las Yeguas nos 'abrió la puerta' a la Bardena Blanca. 




La Bardena Blanca, zona central y más desértica, es un territorio de color blanquecino (por la abundancia de margas yesíferas y yesos) y de paisaje singular, de planas y cabezos caprichósamente erosionados y barrancos profundos, casi siempre secos. La vegetación se limita a algún rodal, escaso, de pinos y a plantas xerofíticas. 



En primer lugar tocó recorrer la Blanca Alta, la más deprimida. La Bajada de las Yeguas conectó la Vereda de Lentiscar con la Cañada de Cornialto. 







Por ella, en un tramo ligeramente ascendente (varias cabañas divisé a lo lejos, al recorrerlo) y con el viento bardenero en contra, me llevó en solitario (no me había unido a ningún grupo) hasta la zona de El Paso, casi a las puertas de las Bardenas Reales (extremo nordeste). Allí esperaba, en torno al monumento al Pastor Bardenero, nos esperaba un 'nuevo aperitivo'.



Giro brusco hacia el sur, para tomar la Cañada Real de los Roncaleses, en dirección al campo de tiro. El paso era rápido, el tramo era llano-descenso, aunque no faltaba algún que otro repecho, pero el viento ya era más 'amigo'. Después de pisar algo de agua al pasar por el Barranco de la Pez, alimenta a las Balsas de El Paso; atrás, en la distancia, fui dejando, a mi paso, Alto Las Cañas, Lomo Gato, Peñarrostro, El Salinero, y por fin El Cubilar, donde llegaba un cruce de caminos. Atravesé los barrancos de las Cantaderas y del Cubilar, (¡bueno barrancos, barrancos!), ligeramente 'humedecidos' y continué por la pista del Caldero. Este pequeño giro me volvió a enemistar con el viento.

Avanzando por la pista del Caldero, comencé a sentir la proximidad de uno de los lugares emblemáticos, Piskerra. Iba a entrar en la Blanca Baja. Ya en la zona del Caldero la sensación de descenso se hizo más notoria, eso si había estado precedida por una pequeña cuesta. El barranco del Caldero también nos refrescó ligeramente con su menguado caudal. 



¡Parada obligatoria, Piskerra!



La pista del Caldero tocó a su fin, giro sur-este, comenzaba a rodar por  la perimetral del campo del tiro. Durante los siguientes kilómetros se bordearía el campo de tiro, justo hasta llegar a Castildetierra. 






Comenzaba el recorrido por la perimetral, tocaba subir, por la zona de Los Cambrones, al fondo se divisaba ya la Plana del Rallón y el Rallón. 'Nuevas paradas fotográficas'.





Después de Sanchirrota, a la altura del Rincón de las Rayas, la pista comenzaba a cambiar de dirección, girando poco a poco a la derecha, continuaba bordeando el campo de tiro. Ahora el camino volvía a ser llano-descenso. Cabaña de Esteban y La Cruceta antes de llegar a Zapata, donde se daba el ultimo giro para bordear el campo de tiro, continuando, después de dejar a la derecha el embalse de Zapata y el corral del mismo nombre, en dirección noroeste, volví a recordar que el viento existía. ¡Cómo se había enfadado con nosotros en este tramo!.

Atravesé ahora los barrancos de Zapata y Salinero, alguno con agua aunque al igual que los anteriores con un caudal muy bajo, antes de llegar a la altura del cuartel. Desde ahí, para continuar con la perimetral de polígono, se tomaba la cañada de la Cuesta de Lucas, y testimonio doy que era cuesta, ..., pero para arriba. Viento en contra y subida, por suerte la pendiente era poca. 

Al avanzar por la cañada dejé a la derecha el Cabezo los Hermanos, parada y foto. 




La subida finalizó poco antes de llegar a la altura de Las Cortinillas, donde también me detuve para contemplar el Cabezo con dicho nombre. 



Desde aquí, en descenso ligero, bueno al principio un poco más fuerte hasta sobrepasar la Balsa de las Cortinas, hasta Castildetierra.



Al llegar a Castildetierra se notava animación, senderistas, acompañantes, etc., se habían acercado a conocer y/o disfrutar del entorno. Amablemente uno de ellos se ofreció a facailitarme la operación de inmortalizarme al lado del, posiblemente, cabezo más fotografiado de las Bardenas Reales.





Después de esos instantes fotográficos formando  parte de este entorno caprichoso y a la vez fascinante, monté en la bici para continuar, en dirección sur, por el camino de las Cortinas.



Continué por dicho camino hasta bordear el Cabezo de la Muga, una pequeña rampa y un suave descenso 'obstaculizaban' el rodeo. Un giro, nuevamente, ahora dirección norte para tomar el camino de Morales a la altura de la Caseta de los Cazadores. El camino ahora se empezaba a levantar ligeramente. En continua ascensión, pero moderada, llegué al Corral de Morales, donde tomé el camino que conduce al Corral de Trillo y a su vez enlaza con el Camino Real de Tudela. En este tramo me permitió alcanzar a algunos compañeros de 'fatigas'. El culmen de la subida, estaba en la ascensión a la Sierra del Yugo, una subida por pista con grava, repecho corto pero realmente duro por situarse al final del recorrido. El final de la subida se situaba a la altura de la ermita de la Virgen del Yugo, donde existía gran animación pues se agolpaban los acompañantes, y algunos visitantes de la ermita. 



Un par de kilómetros por la Sierra del Yugo para bajar rápidamente hasta Sendaviva, vaya sorpresa (esto no estaba previsto en un principio). Obviamente este pequeño tramo no es de libre acceso. Aunque la mayor sorpresa, creo, se la llevaron los clientes y/o visitantes del parque temático al sentirse desconcertados por la invasión ciclista del entorno zoológico. Eso si gran cantidad de voluntarios se disponían a lo largo del nuestro paso para evitar cualquier tipo de incidente.



Una vez fuera de Sendaviva y después de una pequeña cuesta llegó el descenso final hasta Arguedas por una pista cementada, el descenso fue muy rápido pues se unió la elevada pendiente con el buen firme, por estar cementada la pista, eso si en algún tramo de la misma el hormigón estaba agrietado.

¡Y por fin en Arguedas! Recuentro con la familia, y comida en la zona deportiva entre el ambiente festivo-ciclista, antes de regresar a la casa rural para darse una reconfortante ducha y preparar el equipaje.



¡A casa!












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